EBE. Enfermería basada en evidencias.


En la práctica clínica diaria, los profesionales sanitarios nos encontramos con la necesidad de tomar decisiones constantemente.  Normalmente, estas decisiones parten de los conocimientos aprendidos durante el ciclo formativo, de indicaciones de otros profesionales o de la propia experiencia.
Motivos que determinan la necesidad de fundamentar las recomendaciones profesionales en la evidencia científica
1.-
Variabilidad en los estilos de práctica clínica: necesidad de especificar criterios de idoneidad
2.-
Variación en la utilización de recursos sanitarios
3.-
Incertidumbre respecto al beneficio de las tecnologías nuevas y las tecnologías ya adoptadas
4.-
Aumento del gasto sanitario: necesidad de una gestión más eficiente de los recursos
5.-
Exceso de información científica que no puede ser analizada ni asimilada con celeridad por los profesionales
6.-
Existencia de influencias extrañas de base científica no demostrada
7.-
Falsas presunciones fisiopatológicas: hipótesis no contrastadas mediante estudios científicos de elevado rigor metodológico
8.-
Aumento creciente de la demanda de servicios sanitarios: necesidad de encontrar el equilibrio entre los criterios de equidad, eficiencia y calidad
                  Albert J. Jovell

Aunque podría parecer lo más lógico e indicado no siempre se apoyan en recomendaciones de estudios recientes o en consultas específicas sobre preguntas concretas
En la enfermería, este déficit de actualización era más patente que en otras disciplinas sanitarias por multitud de factores entre los que podrían destacarselas pocas posibilidades de desarrollo profesional,  la falta de reconocimiento de la necesidad de basar nuestra práctica en la investigación y las diferencias en cuanto  a disponibilidad de medios con respecto a otros profesionales sanitarios.
Generalmente las necesidades formativas de muchos profesionales sanitarios no están cubiertas porque:

  • Los libros de texto en los que basamos inicialmente nuestro conocimiento científico no están al día.
  • Bastantes revistas, no cumplen con rigurosos controles de calidad y la información que nos proporcionan está desorganizada.
  • Nos faltan habilidades para interpretar los resultados de la investigación.
Nuestros conocimientos y la práctica clínica se deterioran si no son continuamente revisados y actualizados atendiendo a las mejores pruebas de que podamos disponer.  Nuestras actuaciones pueden, en determinados momentos, ser erróneas, desfasadas y pueden carecer del rigor exigible para poder ser consideradas de calidad.  Podemos fácilmente “hacer lo que no se debe y no hacer lo que se debe”
Estos motivos, junto a otros apreciables en la tabla adjunta, determinan la necesidad de fundamentar las recomendaciones y la práctica profesional en la evidencia científica o en las pruebas, que es según algunos un termino más adecuado para referirnos a este fenómeno en castellano.
Según  Sackett, la "práctica basada en la evidencia" podría definirse como: " El uso consciente, explícito y juicioso de la actual y mejor evidencia que aporta la investigación sobre el cuidado individualizado de los pacientes ". Otros autores (Subirana) definen la enfermería basada en la evidencia, apoyándose en la definición de Sackett como: "la aplicación consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia científica disponible relativa al conocimiento enfermero para tomar decisiones sobre el cuidado de los pacientes, teniendo en cuenta sus preferencias y valores, e incorporando la pericia profesional en esta toma de decisiones."
Existen muchas más definiciones y entre ellas merece destacarse la de Teresa Hermosilla que define los cuidados basados en la evidencia como "aquellos que los enfermeros realizan sobre la base de la mejor información científica disponible en el momento, teniendo en cuenta su experiencia profesional y el deseo expresado por el paciente ( o su responsable, en caso de que el paciente no pueda decidir), en el contexto de los recursos disponibles."
Lo que se pretende desde esta perspectiva es que esta práctica se adecue a la investigación clínica disponible de modo que, una vez localizada y evaluada por el profesional sea aplicada para mejorar el cuidado de sus pacientes y su propia práctica.  La práctica basada en la evidencia nos aporta seguridad y capacidad crítica consolidando los cimientos de nuestros cuidados.
Además de los resultados de la investigación, la experiencia profesional, las preferencias de los pacientes y los recursos disponibles desplazan a actuaciones fundamentadas exclusivamente en la tradición o en la opinión e intuición de expertos.
Una concepción integral del paciente obliga a la multidisciplinariedad.  No puede prestarse atención de calidad si no se aplican cuidados adecuados. 
Hablar de “Práctica basada en la evidencia”, engloba una concepción global del proceso asistencial, quedando incluida la aportación particular de cualquier profesional y disciplina implicada en la atención.  Partiendo de este planteamiento la medicina basada en la evidencia o enfermería basada en la evidencia no son excluyentes sino complementarias como lo son los diagnósticos, prescripciones y cuidados.
La EBE requiere hacer sistemático y explícito un proceso lógico de obtención de información que aplicado a la labor diaria, la enriquece y revaloriza.
Históricamente la accesibilidad de la información ha sido un handicap importante, que hoy día se hace menos acuciante con el desarrollo de las nuevas (ya no tanto) tecnologías.  Si bien  las posibilidades de acceder a la información se han facilitado, es cierto que también esa abundancia de información disponible nos obliga a ser más escrupulosos en la selección de nuestras fuentes. 
Desde nuestras propias casas, con la ayuda de Internet y un entrenamiento en la búsqueda y elección de información debemos sentirnos más obligados a fundamentar en la evidencia cualquiera de nuestras actuaciones.
La EBE se convierte en un reto inexcusable.
Basar en pruebas o evidencias nuestra práctica clínica requiere plantearse varias fases

  1. Convertir la duda surgida en preguntas susceptibles de respuesta. (Formular la pregunta)
  2. Localizar eficientemente la mejor evidencia en: (Buscar la evidencia)
  3. Evaluar críticamente la evidencia en términos de validez (aproximación a la verdad) y utilidad (aplicabilidad clínica).  (Valoración crítica)
  4. Aplicar los resultados de la evaluación crítica a la práctica clínica. (Implementación)
  5. Evaluar los resultados.
Nuestra práctica clínica puede mantenerse actualizada:
1        Aprendiendo cómo practicar EBE nosotros mismos.
2        Buscando y aplicando documentos y resúmenes de MBE  y EBE elaborados por otros.

Vamos a ello...